January 6, 2022
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Unos minutos con Dios.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia: Primera Lectura de la 1ra de Juan 4, 19-5, 4 Queridos hijos: Amamos a Dios, porque él nos amó primero. Si alguno dice: “Amo a Dios” y aborrece a su hermano, es un mentiroso, pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve. Además, Jesús nos ha dado este mandamiento: El que ama a Dios, que ame también a su hermano. Todo el que cree que Jesús es el Mesías, ha nacido de Dios. Todo el que ama a un padre, ama también a los hijos de éste. Conocemos que amamos a los hijos de Dios en que amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos, pues el amor de Dios consiste en que cumplamos sus preceptos. Y sus mandamientos no son pesados, porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Y nuestra fe es la que nos ha dado la victoria sobre el mundo. Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia…….. Señor, derrama sobre nosotros el don maravilloso del amor, solo así Señor, podremos amar a los demás, sin esperar que ellos nos amen primero. Amen. Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy. Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: “El que no ama a su hermano al que ve, no puede amar a Dios a quien no ve”Amén (1 Jn 4,21).Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. ¡Oh, buen Jesús!, óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me aparte de Ti. Del maligno enemigo, defiéndeme En la hora de mi muerte, llámame. Y mándame ir a Ti. Para que con tus santos te alabe. Por los siglos de los siglos. Amén
Lectura Espiritual
Es necesario entrar en el misterio de Dios y desde ahí comprender que cada uno de los mandamientos de la Ley expresan el amor de un Padre que ama a su hijo y busca por todas las formas protegerlo contra lo más destructor que hay en él: sus pasiones. Quien inicia una vida en Cristo, poco a poco, el Espíritu Santo le irá dando la libertad que le hará ver el pecado como lo que realmente es, una trampa mortal para nuestra vida en la tierra y en la futura; desde ahí descubrirá el amor que Dios ha tenido al prevenirnos sobre todo aquello que nos perjudica. Realmente para el hombre nuevo, nacido del Espíritu, la ley no es pesada, es una hermosa herramienta que nos ayuda a discernir las áreas de peligro para alejarnos de ellas.