Jueves de la VI semana de Pascua

¿Qué significa esto?
May 18, 2023

Unos minutos con Dios.

Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:

Evangelio según San Lucas 16, 16-20

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Dentro de poco tiempo ya no me verán; y dentro de otro poco me volverán a ver”. Algunos de sus discípulos se preguntaban unos a otros: “¿Qué querrá decir con eso de que: ‘Dentro de poco tiempo ya no me verán, y dentro de otro poco me volverán a ver’, y con eso de que: ‘Me voy al Padre’?” Y se decían: “¿Qué significa ese ‘un poco’? No entendemos lo que quiere decir”.

Jesús comprendió que querían preguntarle algo y les dijo: “Están confundidos porque les he dicho: ‘Dentro de poco tiempo ya no me verán y dentro de otro poco me volverán a ver’. Les aseguro que ustedes llorarán y se entristecerán, mientras el mundo se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero su tristeza se transformará en alegría”.

Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia ……

¿Qué significa esto? (Juan 16:17)

¡Qué conversación tan preocupante! Después de lavarles los pies, Jesús les dice a sus discípulos que pronto regresará a su Padre (Juan 14:12; 16:10). Conociendo sus preocupaciones, luego los tranquiliza: "Un poco de tiempo y ya no me veréis, y de nuevo un poco más tarde y me veréis" (16:16) Los discípulos no pueden encontrarle sentido y se preguntan unos a otros: "¿Qué significa esto?" (16:17).

Por supuesto, sabemos lo que Jesús quiere decir. Le estaba diciendo a sus discípulos que moriría y que ya no lo verían. También los estaba alentando a que cuando resucitara de entre los muertos, lo volverían a ver. Pero los discípulos estaban llenos de ansiedad; todo lo que podían oír era que Jesús se iba.

¿No hemos experimentado esto? A veces, nos sentimos cerca del Señor y seguros de que estamos en el camino correcto. Lo vemos. Pero en otras ocasiones, como los discípulos, no podemos ver al Señor. Parece distante, y nuestros corazones se turban.

Esto no debería sorprendernos. Este patrón de "ver y no ver a Jesús" es una parte normal de la vida cristiana. ¡Incluso los santos lo experimentaron! Ignacio de Loyola, por ejemplo, llamó a estos estados consuelo y desolación. Cuando vemos a Jesús en oración y somos conscientes de su presencia y bondad, experimentamos consuelo. Cuando no lo vemos y nuestra comunión con él se siente vacía o incluso perdida, experimentamos desolación. Incluso podemos alternar entre una sensación de paz y cercanía y sentimientos de preocupación y sequedad en el mismo día. Pero ¿qué podemos hacer durante una "estación" seca?

Primero, ¡sigue apareciendo! Abre tu corazón a la gracia de Dios. "La oración es tanto un don de gracia como una respuesta decidida de nuestra parte. Siempre presupone esfuerzo" (Catecismo, 2725). Lo que es más, Dios siempre derrama gracia, ya sea que la sientas o no. Segundo, recuerda por qué estás allí. San Alfonso de Ligorio nos recuerda que cada vez que nos sentimos tentados a dejar de orar porque parece ser una pérdida de tiempo, podemos decirnos a nosotros mismos: "Estoy aquí para agradar a Dios". Cada oración le agrada. Finalmente, aférrate a Jesús. Él te ama y nunca te dejará.

Así que pon tu esperanza en la fidelidad de Jesús. Puede tomar tiempo, pero él promete: (Juan 16:20). Amén (Extracto de TWAU)

Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «"Tu dolor se convertirá en gozo".» Amén

Acordaos, 
oh piadosísima Virgen María, 
que jamás se ha oído decir 
que ninguno de los que han acudido 
a tu protección, 
implorando tu asistencia 
y reclamando tu socorro, 
haya sido abandonado de ti. 
Animado con esta confianza, 
a ti también acudo, oh Madre, 
Virgen de las vírgenes, 
y aunque gimiendo 
bajo el peso de mis pecados, 
me atrevo a comparecer 
ante tu presencia soberana. 
No deseches mis humildes súplicas, 
oh Madre del Verbo divino, 
antes bien, escúchalas 
y acógelas benignamente. Amén

Para las lecturas del día, por favor vaya aquí.

 

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