Unos minutos con Dios.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:
Primera lectura del profeta Isaías 54, 1-10
“Alégrate, tú, la estéril, que no dabas a luz;
rompe a cantar de júbilo,
tú que no habías sentido los dolores de parto;
porque la abandonada tendrá más hijos que la casada,
dice el Señor.
Ensancha el espacio de tu tienda,
despliega sin miedo las lonas,
alarga las cuerdas, clava bien las estacas,
porque te extenderás a derecha y a izquierda:
tu estirpe heredará las naciones
y poblará las ciudades desiertas.
No temas, porque ya no tendrás que avergonzarte;
no te sonrojes, pues ya no te afrentarán;
antes bien, olvidarás la vergüenza de tus años jóvenes
y no volverás a recordar el deshonor de tu viudez.
El que te creó, te tomará por esposa;
su nombre es ‘Señor de los ejércitos’.
Tu redentor es el Santo de Israel;
será llamado ‘Dios de toda la tierra’.
Como a una mujer abandonada y abatida
te vuelve a llamar el Señor.
¿Acaso repudia uno a la esposa de la juventud?,
dice tu Dios.
Por un instante te abandoné,
pero con inmensa misericordia te volveré a tomar.
En un arrebato de ira
te oculté un instante mi rostro,
pero con amor eterno me he apiadado de ti,
dice el Señor, tu redentor.
Me pasa ahora como en los días de Noé:
entonces juré que las aguas del diluvio
no volverían a cubrir la tierra;
ahora juro no enojarme ya contra ti
ni volver a amenazarte.
Podrán desaparecer los montes
y hundirse las colinas,
pero mi amor por ti no desaparecerá
y mi alianza de paz quedará firme para siempre.
Lo dice el Señor, el que se apiada de ti”.
Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia……..
Señor, tu promesa, es que tu amor por nosotros es eterno y no lo demostraste a través de la pasión de tu hijo Jesús, ayúdanos a corresponder a tu amor y aferrarnos a tu promesa. Amen.
Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Mi amor por ti es eterno, dice el Señor.» Amén (Is 54,8).
Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén
Para las lecturas del día, por favor vaya aquí.
Para Lectura Espiritual
La lectura de Isaías nos lleva a meditar en el amor esponsal del Señor y en el papel positivo que la prueba puede asumir en el camino de la fe. Se nos invita a reconocernos en la figura femenina de Sión, que, si bien se sentía “abandonada y con el ánimo afligido”, ahora experimenta la alegría de sentirse amada por un esposo fiel, que no repudia a la compañera de la juventud, sino que la ama con mayor ternura. Una vez más debemos reconocer que la prueba de la fe nos abre a una acogida de comunión más profunda, simbolizada en la unión de hombre y mujer, y a una confianza más arraigada en la fidelidad divina.
La lectura evangélica, por su parte, nos estimula al testimonio, por medio de la meditación de la figura de Juan, testigo de Cristo. La firmeza de su persona apunta a la cualidad que requiere nuestro testimonio, que exige fortaleza, valentía y perseverancia.
Finalmente, la condena última de Jesús, dirigida a los que hacen vanos los designios de Dios (Lc 7,30), es un aviso saludable para nosotros en el caso de que dejemos pasar la escucha de la Palabra de Dios como ocasión de sincera conversión.