Jueves de la II semana de Pascua

April 26, 2022

Unos minutos con Dios.

San Luis María Grignion Memoria libre de Montfort (siglo XVIII)

Nacido en Montfort, poblado de la Bretaña Menor, y ordenado sacerdote en París, Luis María Grignion fue designado misionero apostólico por el papa Clemente XI. Recorrió las regiones del oeste francés anunciando el misterio de la Sabiduría eterna, Cristo encarnado y crucificado, y enseñando el camino de la santidad bajo el lema «a Jesús por María». Asoció a su obra presbíteros, hermanos y hermanas, juntamente con la beata María Luisa Trichet. Murió en la ciudad de Saint-Laurent-sur-Sèvre, en la diócesis de Luçon, el 28 de abril de 1716, dejando muchos escritos, principalmente sobre espiritualidad mariana.

Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia: Evangelio según de San Juan 3, 31-36 “El que viene de lo alto está por encima de todos; pero el que viene de la tierra pertenece a la tierra y habla de las cosas de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. Da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz. Aquel a quien Dios envió habla las palabras de Dios, porque Dios le ha concedido sin medida su Espíritu. El Padre ama a su Hijo y todo lo ha puesto en sus manos. El que cree en el Hijo tiene vida eterna. Pero el que es rebelde al Hijo no verá la vida, porque la cólera divina perdura en contra de él’’. Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia…….. Dios Padre, las palabras de San Pedro “Primero hay que obedecer a Dios y luego a los hombres” son un eco de nuestra realidad. Una gran mayoría han dejado de creer en ti y en tus mandamientos; la violencia, la envidia y la corrupción es el modelo para seguir y lo peor del caso es, que los políticos y gobernantes son los protagonistas de esta realidad. El pueblo pone su fe en estos corruptos con la esperanza de un mejor futuro y al final quedamos peor, decepcionados y vagando sin rumbo, como un barco sin velas. El Salmo responsorial dice “Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.” mándanos tu Espíritu Santo para que guié nuestros corazones a un arrepentimiento sincero y una verdadera conversión, para poder aceptar el Señorío de tu amado Hijo y Salvador nuestro y así podamos gozar de la vida eterna. Amén Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy. Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor» Amén

Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. ¡Oh, buen Jesús!, óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me aparte de Ti. Del maligno enemigo, defiéndeme En la hora de mi muerte, llámame. Y mándame ir a Ti. Para que con tus santos te alabe. Por los siglos de los siglos. Amén

Lectura Espiritual

Dios da el Espíritu Santo sin medida

Dios, en su vida íntima, es amor, amor esencial, común a las tres Personas divinas. El Espíritu Santo es amor personal como Espíritu del Padre y del Hijo. Por esto sondea hasta las profundidades de Dios como Amor-don increado. Puede decirse que en el Espíritu Santo la vida íntima de Dios uno y trino se hace enteramente don, intercambio del amor recíproco entre las Personas divinas, y que por el Espíritu Santo, Dios «existe» como don. El Espíritu Santo es, pues, la expresión personal de esta donación, de este ser-amor. Es Persona-amor. Es Persona-don. Tenemos aquí una riqueza insondable de la realidad y una profundización inefable del concepto de persona en Dios, que solamente conocemos por la revelación. Al mismo tiempo, el Espíritu Santo, consustancial al Padre y al Hijo en la divinidad, es amor y don (increado) del que deriva como de una fuente (fons vivus) toda dádiva a las criaturas (don creado): la donación de la existencia a todas las cosas mediante la creación; la donación de la gracia a los hombres mediante toda la economía de la salvación. Como escribe el apóstol Pablo: El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado. San Juan Pablo II Carta encíclica Dominum et vivificantem, n. 10.

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