Unos minutos con Dios.
San Pedro Canisio
Nació en 1521 en Nimega (Güeldres, actualmente Países Bajos). Estudió en Colonia y entró en la Compañía de Jesús. Fue ordenado sacerdote en el año 1546. Destinado a Alemania, desarrolló una valiente labor de defensa de la fe católica con sus escritos y predicación. Publicó numerosas obras, entre las cuales destaca su Catecismo. Murió en Friburgo (Suiza) en el año 1597
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:
Evangelio según San Lucas 1, 46-56
En aquel tiempo, dijo María:
“Mi alma glorifica al Señor
y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador,
porque puso sus ojos en la humildad de su esclava.
Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones,
porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede.
Santo es su nombre,
y su misericordia llega de generación en generación
a los que lo temen.
Ha hecho sentir el poder de su brazo:
dispersó a los de corazón altanero,
destronó a los potentados
y exaltó a los humildes.
A los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió sin nada.
Acordándose de su misericordia,
vino en ayuda de Israel, su siervo,
como lo había prometido a nuestros padres,
a Abraham y a su descendencia,
para siempre’’.
María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.
Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia ……
Señor, hoy quiero alabar tu Santo Nombre y todas las maravillas que has hecho y harás en mi vida, me uno a la Virgen María y al coro de todos los Santos y recito, con gran humildad y de lo más profundo de mi corazón el Magníficat:
“Mi alma glorifica al Señor
y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador,
porque puso sus ojos en la humildad de su esclava.
Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones,
porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede.
Santo es su nombre,
y su misericordia llega de generación en generación
a los que lo temen.
Ha hecho sentir el poder de su brazo:
dispersó a los de corazón altanero,
destronó a los potentados
y exaltó a los humildes.
A los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió sin nada.
Acordándose de su misericordia,
vino en ayuda de Israel, su siervo,
como lo había prometido a nuestros padres,
a Abraham y a su descendencia,
para siempre’’. Amén
Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «"Mi corazón se alegra en Dios, mi salvador.”» (Salmo Responsorial) Amén
Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén
Para las lecturas del día, por favor vaya aquí.
Para las lecturas del día, por favor vaya aquí.
Lectura Espiritual
Ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede
¡Cuántas gracias llovieron sobre la casa de Zacarías cuando entró en ella María! Si Abraham recibió muchas gracias por haber hospedado en su casa a los tres ángeles, ¡qué de bendiciones caerían sobre la casa de Zacarías donde entró el «ángel del gran consejo», la verdadera arca de la alianza, el profeta divino, nuestro Señor encerrado en el seno de María! Toda la casa se llenó de alegría: el niño saltó en el vientre de su madre, el padre recobró el habla, la madre fue llenada del Espíritu Santo y recibió el don de profecía. Viendo a Nuestra Señora entrar en su casa, exclamó: ¿Cómo es posible que la madre de mi Señor venga a visitarme?…
María, escuchando lo que su prima le decía en alabanza suya, se humilló y daba gloria a Dios por todo. Confesando que toda su felicidad le venía de Dios, que ha mirado la humildad de su sierva, entonó este bello y admirable cántico del Magníficat. ¡Cómo no vernos colmados de alegría también nosotros, cuando nos visita este divino Salvador en el Santísimo Sacramento, así como por las gracias interiores y las palabras que diariamente nos dirige en nuestro corazón!
San Francisco de Sales