IV Domingo de Cuaresma

‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo’.
March 30, 2025
Hijo Prodigo

Unos minutos con Dios.

Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:

Evangelio según San Lucas 13, 1-9

En aquel tiempo, algunos hombres fueron a ver a Jesús y le contaron que Pilato había mandado matar a unos galileos, mientras estaban ofreciendo sus sacrificios. Jesús les hizo este comentario: “¿Piensan ustedes que aquellos galileos, porque les sucedió esto, eran más pecadores que todos los demás galileos? Ciertamente que no; y si ustedes no se arrepienten, perecerán de manera semejante. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿piensan acaso que eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén? Ciertamente que no; y si ustedes no se arrepienten, perecerán de manera semejante”.

Entonces les dijo esta parábola: “Un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo; fue a buscar higos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: ‘Mira, durante tres años seguidos he venido a buscar higos en esta higuera y no los he encontrado. Córtala. ¿Para qué ocupa la tierra inútilmente?’ El viñador le contestó: ‘Señor, déjala todavía este año; voy a aflojar la tierra alrededor y a echarle abono, para ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortaré’ ”.

Meditación

Dirijamos nuestro corazón y nuestros deseos a Jesucristo, muerto y resucitado por nosotros. Todas las lecturas hablan de retorno. Se trata de una palabra importante para un cristiano, estrechamente unida a otra: conversión. Todo retorno, para ser auténtico, exige una purificación, un cambio, la renovación del corazón.

En la parábola del hijo pródigo se describe el viaje de cada uno de nosotros desde la lejanía, cansados por el pecado, a la semejanza creada por el amor. Este regreso se realiza recorriendo el camino que el mismo Padre ha abierto a los hombres, Jesús, el mediador, el sacerdote eterno. Jesús se revela como "el hombre para los demás": es camino para todos y todos pueden caminar por él. Por este camino que es el mismo Cristo va el hijo pródigo después de decidir "levantarse". El pecado, de hecho, envilece, humilla, quita dignidad. En este hijo está representado el género humano; en él estamos todos.

Quizás no nos alejamos físicamente, sino sólo en nuestro interior: en esto nos parecemos más al hijo mayor. Quizás hemos ido tan lejos que ya ni siquiera sabemos dónde estamos: hemos perdido el sentido de la orientación cuando en nuestro entorno nada nos recuerda algo familiar, cuando nos pesa la soledad; entonces se siente el más sincero deseo, que brota desde lo más hondo del corazón; es la voz del Padre, que nunca nos ha abandonado. Es la hora de decidir. Uniéndonos a Cristo, también nosotros, pecadores perdonados, deberemos ser unos con otros el cordero que se inmola. Y, al mismo tiempo, deberemos evitar protestar como el hijo mayor, pues no es ésta la actitud propia de un cristiano. Si sentimos que la protesta brota en nuestro interior, invoquemos inmediatamente la ayuda del Señor, porque, de lo contrario, nos alejaremos de la casa de la comunión. Quien está unido a Cristo se convierte en salvación para los demás y participa en la fiesta no como espectador, sino ofreciéndola personalmente, con alegría.

Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia…                                                        

Señor amado, Señor compasivo y generoso, ayúdanos a estar dispuestos a escuchar tu voluntad, ayúdanos a mantenernos en silencio, de rodillas, por lo menos un rato, ante la débil lámpara que arde ante el sagrario.

Señor Jesús, por el amor con que entregaste la vida por tu rebaño, te suplico y te ruego: escribe con tu dedo en mi pecho la dulce memoria de tu nombre delicado, y que ningún olvido lo destruya jamás.

Escribe en las páginas de mi corazón tus mandatos y tu voluntad, tu ley y tus preceptos, para que siempre y en todo lugar tenga ante los ojos todos tus mandamientos. Amén

Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:  «Bendice, alma mía, al Señor v no olvides sus beneficios» Amén  (Sal 102,2).

Padre nuestro que estás en el cielo, 
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad 
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy 
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos 
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén

Para las lecturas del día, por favor vaya aquí

 

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