Unos minutos con Dios
Fiesta de Santiago, Apóstol
El 25 de julio la Iglesia celebra la Fiesta de Santiago el Mayor, uno de los doce apóstoles elegidos por Cristo, quien ostenta el título de Patrono de España. El apóstol Santiago destaca en la historia de la Iglesia en virtud de su empuje evangelizador, que lo llevó a tierras tan lejanas como las de la península ibérica. Se le suele representar vestido de peregrino, o como soldado montado en un caballo, blandiendo una lanza, en actitud de lucha, plasmando de alguna manera aquello que San Juan Crisóstomo dijo de él: “Fue el apóstol más atrevido y valiente”.
El “hijo del trueno” -como le llamó Jesús, igual que a su hermano, Juan- es el patrón de España y su caballería, así como de los curtidores, veterinarios y equitadores. Santiago es también patrono de varias ciudades en el mundo, fundadas o influenciadas por la cultura hispánica. Algunas de esas ciudades incluso llevan su nombre, como es el caso de Santiago de Chile, Santiago en República Dominicana o Santiago de Cuba en Cuba.
De acuerdo a la tradición, Santiago llegó hasta España a proclamar el Evangelio, marcando para siempre la identidad española. En ese país está ubicada la catedral de Santiago de Compostela, considerada su principal Santuario y donde reposan sus restos. Hacia ese lugar peregrinan miles de personas cada año, deseosas de recorrer “el camino de Santiago”.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia: Evangelio según San Mateo 20, 20-28 En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeo, junto con ellos, y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: “¿Qué deseas?” Ella respondió: “Concédeme que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, en tu Reino”. Pero Jesús replicó: “No saben ustedes lo que piden. ¿Podrán beber el cáliz que yo he de beber?” Ellos contestaron: “Sí podemos”. Y él les dijo: “Beberán mi cáliz; pero eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; es para quien mi Padre lo tiene reservado”. Al oír aquello, los otros diez discípulos se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo: “Ya saben que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. Que no sea así entre ustedes. El que quiera ser grande entre ustedes, que sea el que los sirva, y el que quiera ser primero, que sea su esclavo; así como el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar la vida por la redención de todos”. Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia……. El que quiera ser grande entre ustedes, que sea el que los sirva. (Mateo 20, 26) Jesús apodó a Santiago y a su hermano Juan, los “Hijos del Trueno” por una razón (Marcos 3, 17). Tenían un celo tan grande que querían hacer caer fuego sobre algunos pobladores de Samaria que se oponían a Jesús (Lucas 9, 51-56). Un hombre como Santiago podría haber pensado que Jesús iba a establecer el Reino de Dios a través del mismo tipo de celo, posiblemente a través de la violencia y la fuerza. Pero con el tiempo, se dio cuenta de que Jesús había venido como un siervo cuya fuerza y poder sería demostrada al entregar su vida, no por medio de la lucha o la destrucción. El ejemplo de Jesús debe haber tenido un impacto profundo en la vida de Santiago porque siguió sus pasos. Al igual que Jesús, predicó el evangelio del amor y la misericordia de Dios y al igual que él, entregó su vida por el pueblo de Dios (Hechos 12, 2). Probablemente Santiago seguía siendo el hombre celoso de siempre, pero ese celo ahora se orientaba hacia el amor y el autosacrificio. ¿Qué podemos aprender de la historia de la vida del apóstol Santiago? Que Dios puede moldearnos en santidad, independientemente de nuestra personalidad. No importa si somos intensos o calmados, extrovertidos o tímidos, espontáneos o cautos. Lo que importa es que sigamos a Jesús y aprendamos de su ejemplo. Esa es la razón por la que no debemos sentirnos desanimados por los rasgos de personalidad que creemos que son obstáculos para el discipulado. Dios nos hizo de esa forma con un propósito. Así como lo hizo con Santiago, Dios puede tomar cualquier aspecto que veamos como negativo y convertirlo en uno positivo redireccionándolo en una forma que sea edificante para su Reino. Hermano, dedica unos minutos a elegir un rasgo de tu personalidad que creas que puede estarte impidiendo seguir al Señor más de cerca. ¿Cómo puede estarte invitando Jesús a usar ese rasgo de una manera que refleje su carácter? Recuerda, él no está interesado en cambiar quién eres. Pero conforme tú le permites moldearte y formarte, él puede —y lo hará— usar cada aspecto de tu personalidad para su gloria. “Santiago, reza para que yo pueda aprender, como lo hiciste tú, a parecerme más a Jesús.” Amén (Extracto de LPEN) Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy. Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Yo los he elegido del mundo, dice el Señor, para que vayan y den fruto y su fruto permanezca.» (Jn 15,16) AménPadre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén