Unos minutos con Dios.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:
Evangelio según San Juan 3, 13-17
En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: "Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre, que bajó del cielo y está en el cielo. Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna.
Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él''.
Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia…
Oh cruz, inefable amor de Dios y gloria del cielo.
Cruz, salvación eterna; cruz, miedo de los réprobos.
Oh cruz, apoyo de los justos, luz de los cristianos,
por ti Dios encarnado se hizo esclavo en la tierra;
por medio de ti ha sido hecho en Dios rey en el cielo;
por ti ha salido la verdadera luz,
la noche maldita ha sido vencida.
Tú hiciste hundirse para los creyentes
el panteón de las naciones;
eres tú el alma de la paz
que une a los hombres en Cristo mediador.
Eres la escalera por la que el hombre sube al cielo.
Sé siempre para nosotros, tus fieles, columna y ancla;
rige nuestra morada.
Que en la cruz se consolide nuestra fe,
que en ella se prepare nuestra corona. Amen.
San Paulino de Nola
Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: “El Hijo del hombre tiene que ser levantado en la cruz, para que todo el que crea en él tenga vida eterna”. Jn 3,14-15.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario,
daré gracias a tu nombre:
por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.
Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra,
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande.
El Señor es sublime, se fija en el humilde,
y de lejos conoce al soberbio.
Cuando camino entre peligros,
me conservas la vida;
extiendes tu brazo contra la ira de mi enemigo,
y tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.
Amen.