Unos minutos con Dios.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:
Evangelio según San Lucas 19, 41-44
En aquel tiempo, cuando Jesús estuvo cerca de Jerusalén y contempló la ciudad, lloró por ella y exclamó:
“¡Si en este día comprendieras tú lo que puede conducirte a la paz! Pero eso está oculto a tus ojos. Ya vendrán días en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán y te atacarán por todas partes y te arrasarán. Matarán a todos tus habitantes y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no aprovechaste la oportunidad que Dios te daba”.
Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia…
Hacemos un alto, un momento de silencio para dar gracias a Dios porque Jesús, a través de sus lágrimas, nos ha revelado el amor entrañable de Dios.
Señor Jesús, hoy vengo en la oración con mi corazón emocionado. Tús lágrimas me dicen de las veces que Tú has llorado por mí cuando me he empeñado en cerrar la puerta de mi corazón a tu llamada.
He sido duro, terco, insensible a tus dulces palabras, a tu suave invitación, al derroche de amor que has tenido conmigo. Gracias, Señor, por tu amor que no merezco. Amén
Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: <<Dios nos libre de abandonar la ley y sus preceptos>> (1 Mac 2,21).
Te doy gracias, Dios mío, por haberme creado, redimido, hecho cristiano y conservado la vida. Te ofrezco mis pensamientos, palabras y obras de este día. No permitas que Te ofenda y dame fortaleza para huir de las ocasiones de pecar. Haz que crezca mi amor hacia Ti y hacia los demás.
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