August 1, 2019
Unos minutos con Dios
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia: Exodo 40, 16-21. 34-38 En aquellos días, Moisés hizo todo lo que el Señor le había ordenado. El día primero del primer mes del año segundo, se construyó el santuario. Moisés lo construyó: colocó los pedestales y los tableros, puso los travesaños y levantó las columnas. Después desplegó la tienda por encima del santuario y sobre ella puso, además, un toldo, como el Señor se lo había ordenado. Colocó las tablas de la alianza en el arca; puso debajo de ella los travesaños y por encima la cubrió con el propiciatorio. Llevó entonces el arca al santuario y colgó delante de ella un velo para ocultarla, como el Señor se lo había ordenado. Entonces la nube cubrió la tienda de la reunión y la gloria del Señor llenó el santuario. Moisés no podía entrar en la tienda de la reunión, pues la nube se había posado sobre ella y la gloria del Señor llenaba el santuario. Y en todas las etapas, cuando la nube se quitaba de encima del santuario, los hijos de Israel levantaban el campamento, y cuando la nube no se quitaba, se quedaban en el mismo sitio. Durante el día la nube del Señor se posaba sobre el santuario y durante la noche había un fuego que podían ver todos los israelitas desde sus tiendas. Salmo 83, 3. 4. 5-6a y 8a. 11 R. Qué agradable, Señor, es tu morada. Anhelando los atrios del Señor se consume mi alma. Todo mi ser de gozo se estremece y el Dios vivo es la causa. R. Qué agradable, Señor, es tu morada. Hasta el gorrión encuentra casa y la golondrina un lugar para su nido, cerca de tus altares, Señor de los ejércitos, Dios mío. R. Qué agradable, Señor, es tu morada. Dichosos los que viven en tu casa, te alabarán para siempre; dichosos los que encuentran en ti su fuerza, pues caminarán cada vez con más vigor. R. Qué agradable, Señor, es tu morada. Pues un día en tus atrios vale más que mil fuera de ellos, y yo prefiero el umbral de la casa de mi Dios, al lujoso palacio del perverso. R. Qué agradable, Señor, es tu morada. Mateo 13, 47-53 En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “El Reino de los cielos se parece también a la red que los pescadores echan en el mar y recoge toda clase de peces. Cuando se llena la red, los pescadores la
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
Conmemoración de San Alfonso María de Ligorio
Alfonso nació en Nápoles el año 1696 y murió en Nocera dei Pagani (Salerno) el 1 de agosto de 1787. Era abogado del foro de Nápoles, pero dejó la toga para abrazar la vida eclesiástica. Fue obispo de S. Ágata dei Goti (entre 1762 y 1775) y fundador de los redentoristas (1732); atendió con gran celo a las misiones populares y se dedicó a los pobres y a los enfermos. Es maestro de las ciencias morales, a las que inspira criterios de prudencia pastoral, basada en la búsqueda sincera y objetiva de la verdad, aunque también se muestra sensible a las necesidades y a las situaciones de la conciencia. Compuso escritos ascéticos de gran resonancia. Como apóstol del culto a la eucaristía y a la Virgen, guió a los fieles a la meditación de los novísimos, a la oración y a la vida sacramental.