October 19, 2018

Empezamos la reflexión en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Carta de San Pablo a los Efesios 1,11-14. Hermanos: 11 En ese mismo Cristo también nosotros hemos sido elegidos y destinados de antemano, según el designio de quien todo lo hace conforme al deseo de su voluntad. 12 Así nosotros, los que tenemos puesta nuestra esperanza en Cristo, seremos un himno de alabanza a su gloria. 13 Y vosotros también, los que acogisteis la Palabra de la verdad, que es la Buena Noticia que os salva, al creer en Cristo habéis sido sellados por él con el Espíritu Santo prometido, 14 prenda de nuestra herencia, para la redención del pueblo de Dios y para ser un himno de alabanza a su gloria.. Ahora toma tu Biblia y léala de nuevo. Medita la Palabra de Dios, entra en la escena, ¿te puedes relacionar con alguien de este pasaje bíblico? Reflexión: Estos versículos son la parte conclusiva del magno himno al plan de la salvación llevado a cabo por Dios mediante la sangre de Jesucristo (cf. Ef 1,1-10). El autor presenta aquí un concepto clave: el de predestinación («destinados de antemano»), que ha generado controversias dramáticas en la historia de la Iglesia. Tal vez sea menos ambiguo el término si lo explicamos a partir del concepto «herencia». Estamos predestinados a la salvación en el sentido de que Dios nos ha redimido en Jesucristo, sin mérito alguno por nuestra parte, haciéndonos así herederos de su misma vida. En consecuencia, todos estamos salvados; ahora bien, puesto que somos libres, podemos rechazar esta herencia y sustraernos con ello a la salvación que se nos ha dado gratuitamente. Predestinados no significa, por tanto, necesariamente salvados. «Dios, que nos ha creado sin nosotros, no puede salvarnos sin nosotros» (Agustín de Hipona). Sin embargo, la eficacia de la voluntad salvífica de Dios se manifiesta de todos modos con claridad cada vez que la fe está dispuesta a acogerla. Así, tanto judíos («nosotros, los que tenemos puesta nuestra esperanza en Cristo»: v. 12) como paganos («vosotros también»: v. 13a), por haber escuchado «la Palabra de la verdad» (v. 13) y haber creído en el Evangelio, se han convertido en herederos, recibiendo, sin distinción, a través del bautismo, el anticipo de los bienes futuros: el Espíritu Santo, que hace posible ya en esta tierra la vida que viviremos en plenitud sólo después de la muerte. El himno concluye después con otro término-clave: la «gloria» de Dios, que tiene un significado muy preciso en la Biblia. Se trata de la manifestación de su presencia y de lo que él es. Los cristianos están llamados a ser «un himno de alabanza a su gloria» (v. 14c), o sea, a dejar aparecer, a través de la santidad de su vida, la belleza de Dios: «Mi Padre recibe gloria cuando producís fruto en abundancia» (Jn 15,8a). ¿Qué te está diciendo Jesús a ti, hoy? Si es necesario escribe tus pensamientos para poder reflexionar de ellos en unos días. Terminamos nuestra reflexión dándolo gracias a Dios:Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
Agustín de Hipona